El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio