A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
La procesión va por dentro, no por teatro.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.