Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía