Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,