Las canas son sabiduría que se desborda.
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Curioso caso: el que vivió sin ganas las acabó encontrando. La historia acabó: Quien vivió sin ganas,
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.