Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.