Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
A lo mejor es bueno crearse una rutina de romper la rutina diaria y marearse en la noria. A lo mejor tenemos que ser fuertes
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.