Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Mientras tanto la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya