Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Curioso caso: el que vivió sin ganas las acabó encontrando. La historia acabó: Quien vivió sin ganas,
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.