Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal