#epitafio #poesía
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado