El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Mientras tanto la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.