Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.