Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Humano guarda secreto de sumario: llora por dentro.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible