Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible