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Oh soledad, mi soledad

Soledad;
ninfa del mar, Afrodita de los ensimismados, deidad de los eruditos de la vida, soberano de quienes la médula buscan.
Ni el abrigo, ni el edredón robusto entibian su hiel vitrificada.
Soledad;
parásito desvencijado, linde sin parapeto, enfermedad inicua que mella el espíritu;
Mina el alma, oh trinchera de guerra, petrifica su contingencia.
 
¡Oh soledad!
Bello paisaje de amargura,
de resequedad impura,
que marchita las flores.
 
Aleja los lirios y atrae al nogal.
 
 
¡Oh soledad!
Codiciado trofeo
¿alguna vez podré tenerte
sin perder mi humanidad,
examinando mi vacuidad;
enarbolando la muerte de la
muerte?

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