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Nuevo Rumbo

Para quien fue mi Erató

I
Su murmullo apesadumbrado
Traía consigo el ritmo de la máquina,
Las tribulaciones del bondi
Y el filo del cuchillo.
 
El plomizo aire imprime su ser
A su bella flor, otrora vigorosa
y resplandeciente, hoy opaca,
cubierta por el manto de la desesperación lánguida.
 
Sus labios, carmesíes como la estrella roja que nos guía,
Vibra cadavérica y moribundamente,
Resonando en mis nervaduras;
 
En su intento de aplacar la brasa en mi pecho,
Amortajando mi carne
Con su edredón de cenizas.
 
II
Aquella danza mortuoria,
Con sus idas y vueltas,
Sus vaivenes curvilíneos
Y su perfume característico.
 
Presagio del solsticio de junio,
De la oscuridad nocturna,
De la brisa que hace su canción
Acariciando nuestra piel desnuda
 
La tormenta de contradicciones inveteradas,
Se asoma en cada palabra, silencio y jadeo
Que brota del celular.
 
Un rayo que recorre mis extremidades con rapidez,
Y marca mi osamenta
De cascadas de significantes cáusticos;
 
Significantes que marcan un nuevo rumbo,
Una nueva tierra que re-descubrir
Para una vieja compañera,
Que en otra vida supo ser mi musa.

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