La procesión va por dentro, no por teatro.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.