Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.