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Vasos Con Hielo Sacro

Las caderas de las diosas griegas se tornaron piedra.
Los tornados se volvieron hiedra, plantas, mierda.
Las caricias ahora son implantes en la piel reseca.
Las sonrisas ahora dan resaca, pereza seca.
Los bailes sensuales, ahora provocan sensacionalismos anti-éticos.
Los intercambios culturales, ahora son proféticos modos de matar con lo estético.
La saliva y los cordones umbilicales ahora dan asco, asco como el pasto que masco como vaca en el césped de lo vasto.
Las ojeras son el lenguaje de los modernistas lingüistas.
Las caras succionadas son las nuevas hadas, los nuevos trabajos, las nuevas máscaras, aún más caras.
Los ojos dan pobreza al pobre desde el coche donde mira el des-heredado campesino que se empecinó en empeñar la peña de su alma.
Los dedos se hacen tierra, y las uñas se cortan para evitar que se vean feas en las casas de los hijos de los sabios del antaño.
¿Los labios y las venas de los brazos? Vasos con hielo sacro, vasos que segregan amor, pulpo y huevos de ganso.
¿Todo el conjunto? Está difunto. ¿Todo el conjunto? Está difunto.
¿Yo lo difundo? Ni nauseabundo que fuera, ni tan profundo.
En lo profuso yo profeso lo único que tiene hueso...
Mi gran aderezo, mi gran adhesión al verso.

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