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Cuando Le Rezas a Dios

Cada vez que le rezas a dios el te escucha por el maldito teléfono y te ve por las cámaras que tienes en la casa.
Cada vez que le rezas a dios, el se ríe de ti... porque claro, te ve en todas partes, te oye desde todos los lugares, te siente el palpitar y lo analiza desde su smartwatch.

Cada vez que le rezas a dios, el se escucha algunas canciones de Nirvana y se ilumina, se fuma un canuto de hojas de Eucalipto y se bebé un té de hongos frescos del bosque de la indiferencia.

Cada vez que le rezas a dios, él te corrige y te dice con sus ondas electromagnéticas salidas de los aparatos que manejas, que es con d mayúscula y que si no lo cambias te enviará a los infiernos, por imbécil.

Cada vez que le rezas a dios, él se sienta en su gran sofá, ese que tiene en el centro de la nave espacial donde levita sobre los terrestres, y enciende una botella de whisky por el culo y empieza a fumarla.
“Que buen teatro”
Piensa mientras se embriaga con el licor de la imbecilidad de sus pobres mantenidos espirituales.

Cuando le rezas a dios, el se pasea de lado a lado por la gran cabina donde están las palancas y botones que conducen a la nave, pensando en cómo mierda va a hacer para darte y darte, y complacerte y complacerte, para mantenerte y mantenerte, feliz... muy feliz. Por siempre.

Cuando le rezas a dios, y le comentas tus complejos más íntimos, aquel miedo a que no te haya dejado preñada el vecino que cada 8 días arrima a tu casa a revisarte la tubería, y cosas así...
Él, junto con Miguel y uriel y malaquías se reúne a danzar en diálogo filosófico sobre lo estúpida o estúpido que eres, luego bajan información por conductos cuánticos que te dicen “Esa es la voluntad de Dios, todo esta bien. eres una buena o buen chico. Irás al cielo.”

Cuando le rezas a dios...
Oh, sí que pasan cosas divertidas en los celos...

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