Pequeña reflexión.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Mientras tanto la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.