Envidia.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Sol, gracias por levantarte todos los días e iluminar a los habitantes de la Tierra: ingratas hormigas que van a la car…
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio