En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.