El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
Humano guarda secreto de sumario: llora por dentro.
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.