Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Tu resultado, no el precio que has pagado, es lo que envidian.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.