La procesión va por dentro, no por teatro.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
El prosaico patriotismo de la pila de platos sucios de la cocina no está patrocinado por ninguna puta compañía
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Humano guarda secreto de sumario: llora por dentro.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible