Título
Bajo tu nombre compongo un enunciado, el primero
(palpitan ramas veladas tras el cortinaje)
su exactitud concuerda en apariencia con el mundo,
que arriba es de diurno azul, hasta ser negro
—igual tú.
y abajo herbóreo verde, hasta ser negro.
—igual yo.
Desdoblo en seguida mi enunciado primigenio
buscando explicarme sus funciones: soy espejo de la imagen del mundo.
No.
Me rectifico: reflejo de uno a otro mis acervos
del negro Título al sustantivo ‘negro’
de la función título a la palabra que la nombra
me replico en cada uno de mis signos
me explico en mis adentros con cada porción de mis entrañas
cada palabra es eco que reverbera lo ya dicho
retorno a señalar al mundo, pues es así el poema
(brilla el sol las hojas veladas por mi verso)
vuelvo
a mí en seguida recordando
que son mis palabras cortinaje tras el que se vela el mundo
que en mí se explican los sentidos reflejándose en sus signos
concluyo
y es mi final volver a mí de nuevo,
a mí, que soy arriba oscuridad, abajo negro,
como se torna el cielo, como es adentro el suelo
como tú, que soy yo mismo
como yo, que me parezco al mundo
palacio de cristales plateados que son negros
aquí al yo decir ’tú’ me nombro
yo
aquí nombrarte es recordar que soy que somos uno
y concluimos o, lo que es igual,
fundimos el recíproco canto de nuestros sentidos allí
en nuestro detrás / en nuestro abajo /
donde somos blanco
mudo
abismal
silencio
