Ya no soy yo el de las fotos
El ruidoso goteo del reloj
me golpea la cara en el morir
de otro domingo monótono.
Su débil pulso
abraza como la bruma
los rincones
de esta casa que no conozco.
Le va quedando flaco
a la noche,
el latir del día.
La penumbra se desparrama
sobre las caras sonrientes
de los retratos del pasillo,
y pienso, qué metáfora.
la suave cadencia del tiempo
resuena como un eco infatigable
en el día, en mis retratos de caras sonrientes,
en todo lo que cambia.
Ya no soy yo el de las fotos,
/ tampoco los otros son los mismos/
ni aquellos paisajes amarillos
de lentos escombros
el suave perfume de las horas
va dejando en la atmósfera su estela.
Quizá nunca fui aquel que sonríe estúpidamente,
y esos otros, ¿quiénes eran?
las fotos y las memorias suelen ser engañosas.
Sobre todo, en la penumbra del día.
Quién sabe.
Préféré par...
