¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán