Cuando a la amplia sonrisa del pabilo
lucineyte de cometas
otra feliz sonrisa de la comba
saltando le conteste;
cuando abeces, ladrillos y geranios
las esteras rediman
y verdemente crezcan
—por ser de cada uno
la tierra—
los maizales
cuando solo de suenos
escuchen confidencias las munecas
y coquisten con su girar los trompos
aires, mares y suelos;
cuando calidamente negras letras
alumbren desde el libro,
cuando corran veloces las palabras
con impetu de rio
cuando ya haya podido el amor
fundarse en la mirada.