#Españoles
Alegra esa cara, hombre —dicen, dándote una palmadita en la espalda–, hay que ser más
Acaba de cruzar frente a mi parabrisas. Es ella. La recuerdo
Lentos por las aceras, inmóviles en las repisas, aovillados
Llora cuanto quieras sobre mi hombro, desahógate, cuenta conmigo para lo que haga falta.
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
En todas las ciudades que he pisado me ha parecido verte: un autobús que arranca y que no cojo,
Ándate con cuidado, que no se entere nadie de que lo pasas bien, que tu vida funciona, y eres feliz a ratos.
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren —y a los que quiero de verdad—,
No solo eres guapo, fuerte y listo, sino que además de conciencia ni una pizca
No hay nada gratis. Ni siquiera lo que es gratis es gratis de verd… Siempre te lo descuentan
Enamorarse es fácil. Uno puede enamorarse —sin demasiado esfuerzo— varias veces al día, a nada
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Con los días contados, chaval, así vivimos todos. Esperando a que nos tachen de la lista. Distrayendo
Vencido, una vez más. Por el amor… el odio, o por la vida que no hace concesiones ni da treguas. Aquí, en la esquina de un siglo
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde