Atrapado en un mundo de locos soy el único normal, mi vida es un túnel y nunca llego hasta el final, todo a su tiempo.
No consigo ver luz en este oscuro mundo y mendigo esperanza como un vagabundo pero nadie estrecha su mano, nadie olvida el pasado.
Perdonar a quien no perdona no entra en mis planes, poner la otra mejilla es de cobardes, la gente habla, pero no sabe lo que dice, la gente añora pero no se decide, tampoco es tan difícil saber lo que persigues.
No sé qué se entiende por compartir, no sé cómo se puede vivir así. La felicidad es efímera si dejas que te hablen, si dejas que te afecte, si dejas que te aten... La codicia y la arrogancia son platos deliciosos que te queman la lengua al probarlos.
La ignorancia da la felicidad si te dejas engañar.
Soy crítico y busco la “autoperfección”, no me dejo engañar, pues estoy arto de escuchar a quien no merece ser escuchado.
Cada noche repaso mis días y me arrepiento si hago o digo tonterías, intento mejorar, pero nada tiene que ver con ser normal.