Memoria del silencio
Ejercicio 1
Argenta, brillante y pura...
habitación ahora vacía,
luz de luna donde mis ojos descansan
de aquel, aún cercano, vendaval acelerado,
¡No se va a difuminar!
Tus blancas paredes contienen
los recuerdos más queridos, los más temidos,
los que escriben mi vida de mujer.
Tus pilares sostienen mis razones,
más las palabras aquí acuñaron mi perder.
¡Bondadosa brisa suave de esta amarga noche,
lleva lejos sus lágrimas congeladas,
su rastro perfora mis manos y mi piel!
Un final habría sido suficiente,
¡Tuve que vivirlos todos a la vez!
Las paredes se acercan y acechan,
mi cuerpo, débil, se mantiene en pie.
Aunque todo se desmorone, continuaré.
Sabré esperar para acariciar el rocío
de ese amanecer que temí no llegar a ver.
¡Al menos una vez más quiero sentir este aroma!
Susurran mis ojos, esta luz no olvidarán...
Pálida estancia en la que ya no quedan ilusiones.
Todo quedó dicho, emociones desbordadas,
desencadenando inmenso gélido vacío
¡Ya nada puede nacer!
Dulce y blanco brillo eterno,
la ausencia de sus voces siembra
lo que en mi germinará,
la triste memoria del silencio
creciendo rey en nuestro hogar.
