Cargando...

La zorra cautiva que nunca dejó de ser un cliché

Amor es la palabra que sus labios mil veces pronunciaron; sin embargo, su cuerpo y corazón nunca lo sintieron.
La frivolidad primaba en sus esporádicos romances, mil hombres encontrados, caricias vacías que no pudo sentir en los lugares recónditos de su desnuda anatomía que estando ensalivados, a la intemperie secaron.
¡Menuda zorra!
La promiscua solo era un chico de 19 años que a temprana edad comenzó a arruinar su reputación entre las sábanas de una cama que desprendía un olor inmundo y agrio.
Días, semanas y meses transcurrieron, la lista crecía y la cuenta perdía, –¿con cuántos te has acostado?– en su mente repetía dicha pregunta tratando de recordar aquellas incontables madrugadas donde sus piernas abiertas protagonizaban la escena.
Sus vértices agotaron la última lágrima, sus besos dejaron de ser eso: besos y se convirtieron en algo insustancial como el sexo.
Cada noche moría aquella parte de él que lo hacía humano y de a poco iba convirtiéndose en el cliché de muchos paganos.

El título de este escrito, se lo debo a un hombre que llamó de dicha forma, gracias a él comprendí que no importa cuantas noches ofrezca a alguien; nunca serán las suficientes cuando no es la persona indicada.

#desamor #dolor #escrito #poemas #tristeza

Preferido o celebrado por...
Otras obras de Ariel R....



Top