He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Humano guarda secreto de sumario: llora por dentro.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado