Rueda la nube, riega el maíz, canta la tierra, baila el maíz. Corre la fuente,
La luna serena, el viento callado, luces titilantes el cielo bordado. Estrellas que cantan
Morir En el susurro De la noche desierta. Morir buscando El único refugio
En la quietud que anuncia Nochebu… mi madre, un ángel, calma mi torme… su risa dulce al alma me sustenta, y en su mirar no cabe sombra ajena… Es luz que guía, llama que encaden…
Todavia arde la lampara que encend… Aun cantan los ruisenores en los p… Quedan cartas sin abrirse en cajon… Siempre queda una flor viva entre… Todavia guardo el vaso que tocaste…
Nombre del alma: Jorge Mario Pedro Vargas Llosa Oficio eterno: Narrador del poder y la conciencia Tono del espíritu:
En el café perdido del recuerdo, hallé tu sombra dibujando el vient… Mi pecho, brújula de un sentimient… se ancló en las calles de un amor… Tus risas, hojas caen en este acue…
El lunes llegó sin previo aviso, como un ladrón con traje y permiso… Yo me escondí bajo la almohada, pero el despertador no perdona nad… Me levanté con cara de espanto,
En lo más recóndito de mi ser call… anhela mi espíritu el Verbo encarn… Aurora infinita que rasga tiniebla… tu fulgor eterno mi pecho celebra. Oh lámpara excelsa de llama divina…
El viento hila su costura en los p… una luz difusa cae sobre el tejado… como si el mundo olvidara sus cont… Camino entre muros gastados, las huellas de otros pies se pierd…
La palabra es un lazo que une vida… tejida en lenguas, diversa canción… un puente firme de comunicación, que salva distancias jamás vencida… Cada idioma guarda un mundo especi…
Dijiste “una falta” y fue un gran… “solo un desliz” cuando ardió el a… “Un pequeño fallo”, todo se quebró… “cosas del destino” cuando él se m… “Tan solo un rasguño” y sangró la…
Suena el verso, canta el alma, es un universo que nos calma. Fina estrella,
Madre, en tus manos de luna duerme la brisa temprana, y en tus ojos de rocío se queda el alba callada. Cuando tu voz me acaricia,
Porque ni yo quise olvidarte, ni tú nunca dejaste de pensarme. En el susurro del viento, ahí está… en cada eco del tiempo, mi voz vol… Por eso siempre seremos,