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Pacto silencioso de copas semivacías

Pacto silencioso de copas semivacías
Un acuerdo tácito de posesión.
Dentro de ojos que
Entre gestos de sutil evasión
Unos a otros se desnudan,
Así resuenan en el vacío los ecos de los segundos
En el reloj y en la noche, campanadas,
El beso será por siempre credo vívido y cristalización de la ausencia
De la falta.
 
El beso, relantizado, observado
De aquel delicado ángulo
Donde pueden los dientes rozarse
Los alientos, entre suspiros, entrelazarse
Y los labios en la riña eterna
El control del ritmo
 
Una belleza particular de aquellos torbellinos, como
Humedades fundiéndose en
Un ir y venir trastocado por los protagonistas
Sus ritmos cardíacos exagerados.
Allí, en aquel instante de pureza
La lengua penetra tiernamente
Con dulzura candorosa
En los límites explícitos
De la sensibilidad de aquella boca.
 
Dibuja el lado interno de la mejilla, entre
Aspiraciones que nacen y se disuelven
En la levedad con que se tocan.
Deja morir el aliento en mi boca
Ahogar placeres
En la problemática sucesión
Que besos preceden.
 
Dejame dibujar con mi pulgar
Las comisuras fruncidas en tímida sonrisa
Posar sin pudor alguno
Mi índice entre tus dientes
Y el anular sobre la lengua.
 
La insoportable prolongación
De una bocanada que corone el choque
De nuestras sedes anónimas.
Dejame creer que me pertenece
Enteramente, para así
Crear con el recuerdo
Luego del emblemático día
Que será aquel en que traspases
El umbral de la distancia.
 
Aquel día en que tu presencia se diluya
Como el agua, homogénea
En la laguna de la memoria
Con la lágrima mía y, tuya,
Una rima de gloria.
Preferido o celebrado por...
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