(F. Galaz, 2024)
No te pedí flores, ni cenas románticas. No te exigí noches de películas, ni regalos extravagantes, tampoco que me salvaras de mis propios demonios.
No me enoje cuando llegaste tarde a nuestras citas, ni cuando las olvidaste,
tampoco cuando me dijiste que lo cambiarias y no lo hiciste. No te deje de amar cuando dejaste de escribirme cartas cada mes, ni cuando te convertiste en una persona fría y distante, tampoco cuando el decir cosas que me herían dejaron de importarte.
Solo pedía que te quedaras. Y ahora entiendo, que a través de tus acciones, tú ya te estabas yendo.