Mamacita, su sonrisa ilumina todas las palmeras de mi conocer y cuando mueve su cintura «sin saber»
Yo, bibliófilo empedernido, quiero leer los pliegos de su cuerpo. Quiero leer sus flores retoñadas contra el tiempo. Quiero aprehender el incienso
Le descubrí una flor pegajosa y me dijo que era su imaginación. Descubrí su cintura inundada y me dijo que la saborease: «¿Acaso, mi varón,
¡Oh, loroco de mi rica tierra cane… ¡Ay, rosa de la estirpe cuscatleca… ¡Tu aroma es tan profundo como el… ¡Ay! Dentro de tus blandas venas, la pura Esencia penetrada llevas
Me encanta su aroma frutal y a ella le encantan mis movimientos e instinto animal. Cien por cien
Y sin embargo Roque la violencia… Aún hoy los llantos suscitan y ele… pese a que todos nos hacen creer que la guerra «revolucionaria» culminó en 1992.
Vierto la soledad de sus heridas y plasmo el sueño de sus sonrisas. ¡Oh, el laberinto de sus besos! ¡Cómo despego y despego en su tibia estrella de mar!
Mi verga chapoteaba, sedienta, ent… Su blanda cuquita regaba mis huevo… mientras yo amasaba y chupaba sus… tetas... ¡Oh, las grandes tetas de… A cada una de mis embestidas, ella…
Lechera trazada por mi lengua ruge ahora Cremosa
Y bajo la fiera luna como fieras nos regamos con fuego y agua tierra y viento
Se resuelven en Ilobasco mil relámpagos acompañados de gotas huecas como nuestras promesas, pero esta lluvia es diferente. O sea,
¡Ay, mi mulata sos mágica como una… ¡Con tus cándidos cantos le sacás agua a mis arenas! ¡Sos ¡ay! la Venus de América! ¡Ah, cómo me encantan tus cinturas…
Acabo de llegar a un café en la Avenida Tennyson. Pedí un licuado de mango con guineo. ¡Qué tropical! La dramatización de mis compañeros fue buena. Shakespeare alienta mis tardes. Pero ...
Al moverse tintineaban las cadenas que ceñían sus muñecas contra la p… Como estaba vendada solo escuchaba… la lluvia levemente a través de la… Pasó así por más de dos horas. La…
Todas las tardes, después del simp… la prueba de su éxtasis me regala con broche de oro, mi adicta elegante. Yace lengüeteada