#Mujeres #SigloXX #Uruguayos
El día de duraznos, la noche de ce… todo el día y la noche fragancia,… Decíamos: ¿Preguntan las sigilosa… si sobre el mundo hay sombras y en… ¡Qué risa al contestarles que el m…
¡Ah si pudiera ser de piedra o cob… Para no sufrir! Para que así dejara de fluir La cisterna salobre De mi corazón.
¡Oh, lengua de los cantares! ¡oh, lengua del Romancero! te habló Teresa la mística, te habla el hombre que yo quiero. En ti he arrullado a mi hijo
En la playa que el viento de otoño… noche a noche me siento frente a l… de este mar que en sus ondas lleva… que me envían, de lejos, su muda i… Los veo hundirse en la niebla salp…
Mi alma en torno a tu alma se ha h… un nudo apretado y sombrío. Cada vuelta del lazo sobre humano se hace raíz, para afianzarse hond… y es un abrazo inacabable y largo
¡Si vieras qué cama tan suave es e… Cuando recién nace, verde claro y… Parece que uno durmiera entre pana… El plumón del bosque se me antoja… ¡Y tanto como hace que en él no me…
Por quietas calles andaba Juanita Fernández, que era muchacha como de pájaros y naranjas y colmenas. Nadie veía su guardia
¡Canastito repleto de fresas! ¡Ay, si él estuviese esta tarde conmigo en la mesa! ¡Tanto como gusta de las últimas fresas redondas
Tuve la rosa, el ruiseñor, el río en que danzaban los azules peces; tuve la leche de las blancas reses en las mieladas albas del estío. Tuve el amor, la risa, el sueño mí…
El agua tiene un alma melancólica… que en el lecho arenoso de las ond… atrae, llama, subyuga. ¡Dios sabe… que naufraga, en sus brazos de mis… El agua tiene labios. El agua can…
Corazón de niña, corazón en canto: ensueño, esperanza, sonrisas y lla… Tan pronto es el alba, tan pronto… Resplandor y sombra, Lámpara que… perfumando el viento que pasa y se…
La materna sombrilla de los pinos entre las rojas flechas de febrero y mis hombros lucientes; ah, qué f… los pañuelos del aire del acero. El agua se ha llenado de espejitos…
A dura sombra el día, a dura sombr… la noche lúcida de orquestada leng… El ruiseñor eterno no se asombra de su rumor, ni él su trino amengu… La tremenda amapola de las horas,
¡Ah, fuente mía, espejo de la tard… espejo, por la noche, de áureo cie… espejo de mi cara en que no arde ya la encendida sangre del deseo! ¡Ah, fuente mía, gris para mi rost…
Un Padre Porto que ora y hace ver… dióme tu estampa desasida en santo… Ya te tengo en mi fe y entre mi ca… en alba de oro y en tramonto adver… Bordo de perlas tu sotana pobre,