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A Julia

  Si la brillante luz que el sol fulgura
en lóbrego color se convirtiera,
y el claro azul de la celeste esfera
se trocara también en sombra oscura;
 
  si deshecho en pedazos de la altura,
el fanal de la noche descendiera,
y vagar por el orbe no se oyera
el soplo tenue de la brisa pura;
 
  si en breñal se tornara el mar profundo
y la tierra quedara de repente
convertida también en lago inmundo.
 
  Entonces mi pasión pura y ardiente,
para ti de una vez se extinguiría
entonces no te amara, ¡Julia mía!
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