POESÍA JAPONESA
Sobre mi boca dibujando una lágrima, en la tez nívea aflora del olvido; sonando al alba
No sé si eran tus ojos, no sé si tu boca, que era para besar y quedarse pegada a ella, eras todo tú,
Tu aliento melodía para mi espíritu poema encadenado son tus dedos en mi piel. Tus ojos me cantan romances
El dolor de la ruptura de un amor, aún vivo y palpitante, te marca hasta las entrañas. Pero puedo vivir sin ti. Mi corazón salvaje,
Me dijiste que eternamente estarías por mí, ahora sé que mentías como siempre, y no te quiero perdonar.
Me dejé llevar por la temperatura y por ti perdí la cordura. No sé que corre por mis venas
No supe retenerte en mi pequeño mundo tú querías fotografías, yo, quería amor del bueno. Ahora sé que debí
Siempre hemos hablado; hoy tú miraste mis ojos, vi oscurecerse tu pupila me estremecí. Tu mano agarró
No levanto cabeza, todo es tristeza, veo delante de mí un camino negro, donde mis pasos me llevan
Conocerte fue ver el sol dentro de mi pecho iluminando cada centímetro de mi corazón. Recuerdo tu pelo que mis manos deseaban amasar, acariciar
¡Cómo voy a mirar tu bellísimo rostro, tu piel perfecta, que ni un lunar la desmerece! ¿Qué haré contigo, amor?
Mis uñas se clavaron en tus muslos de nácar haciendo surcos en ellos, mis manos subieron por las piernas… hasta tocar tu pubis sedoso.
Mi alma volando va hacía ti amor mío abre tus brazos, en esta noche fría, mi vida, abrázame
Te conocí por casualidad tú sonrisa me enganchó y no llevaba cinco minutos a tu lado. Me mirabas como
Tengo que conseguir salir de aquí, te besaré te amaré hasta morir encima de ti. Pero debo de continuar