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Disfruto estar perdido entre la bruma. Voy y vengo entre sombras claras, mientras mi intuición funciona como nunca y mis sentidos se adueñan de mi destino. Es un juego de placer y ¡disfruto tanto apostándole tiempo a él!
Pero, justo cuando más entretenido estaba, atisbo a escuchar en la lejanía una voz femenina que canta una melodía. Y eso no lo quiero yo. No quiero encontrarme con alguien más en este lugar recóndito al que vengo a aislarme y descansar del resto de la humanidad. Me alejo de prisa, pierdo los indicios. Me desoriento... Trato de buscar o seguir un patrón para volver sobre mis pasos...
Antes de que pudiese satisfacer con alguna certeza mi creciente angustia, me doy de bruces contigo, ángel de luz.
Me miras directa, sorprendida. Al fin y al cabo, yo no cantaba. Pareces temblar. Debes tener frío... y comienza a caer la oscuridad.
Sin pensarlo dos veces me quito el abrigo, te lo ofrezco y sonrío ampliamente cuando descubro que no lo rechazas. Lo agradeces. Pero no sé por dónde andar.
Tu pareces orientada y en nada comienzas una ruta que sigo, cauteloso, con cuidado. No quiero que nos perdamos. Empiezo a dudar de tu habilidad, para mis adentros, claro está. Y justo cuando ya te iba a decir algo, aparece una vía principal y la solución queda expuesta y clara.
Ese día comenzamos juntos la escalada que nos entretiene hasta ahora, en nuestra búsqueda anhelante del amor, aún no estamos en la cúspide, ¿llegaremos alguna vez?

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Estoy perdido en la bruma y lo disfruto. Pero, justo en el mejor momento escucho a lo lejos la voz de una mujer que canta. La evitaré. Vengo aquí a alejarme del resto de la humanidad. Me alejo de prisa y me desoriento. Trato de volver sobre mis pasos... Antes de poder rehacer el camino me tropiezo contigo. Eres un ángel. Me miras directa y sorprendida. No sabías que habría alguien más entre la bruma. Tiemblas de frío, comenzará a helar. Sin pensarlo demasiado me quito el abrigo y te lo ofrezco, tu lo aceptas y sonríes. Caminamos juntos buscando la ruta de vuelta al lugar en el que podamos cobijarnos. Tú estás orientada y te sigo, aunque dudo a ratos de tus decisiones. Pero en nada llegamos a una vía principal. Ese día comenzamos la búsqueda del amor el uno en el otro. ¿Lo llegaremos a encontrar?

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Estoy perdido en la bruma. A lo lejos una mujer canta. La evito y me alejo, pero me doy de bruces con ella, desorientado. Es un ángel que me mira directo a los ojos. Tiembla de frío, le ofrezco mi abrigo... y lo acepta. Comenzamos a caminar buscando una ruta para volver a la civilización y ella, a pesar de mis dudas, lo consigue. Desde este día estamos juntos explorando el amor... ¿llegaremos a conocerlo?

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Estoy perdido entre la bruma, a lo lejos una mujer canta. La evito pero nos tropezamos, ella tiene frío. Le ofrezco el abrigo. Nos lleva fuera de la bruma y nos enamoramos, hasta hoy.