Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña