La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Dejaremos de complicarnos la vida sin sentido el día que nos llamen simple y nos parezca un cumplido.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
Las canas son sabiduría que se desborda.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar