Es una realidad, que el dolor se hace presente en la vida, que vienen tristezas y pesares, que el mundo da giros inesperados, y para sobrevivir, debemos aprender a lidiar con el dolor, dosificarlo, manejarlo y y esperar que acalle su punzada. Al final de cuentas, el dolor tiene un poder transformador y si salimos sin un aprendizaje de situaciones dolorosas, no hemos avanzado en medio de la oscuridad hacia la luz verdadera. El dolor nos rompe y nos recompone y es ideal rompernos como olas que enseguida se recomponen .