Vestido azul
Poemario: Útero
Diariamente tengo que ver ese vestido azul, lo tengo colgado en un perchero y he sido incapaz de cambiarlo de lugar, no he podido ni tocarlo desde entonces, es una estatua en conmemoración a mis peores memorias.
Recuerdo cuando de niña odiaba los vestidos, ¿qué pensaría ella?, ¿qué creería ella de ese vestido azul?, ¿podría convertirse un vestido en mi enemigo?, me gustaba su escote en los hombres y espalda, sí, mi espalda y hombros adoraban ser los protagonistas, sus flores rojas y falda prensada con la que bailaba y volaba el viento, yo jamás me puse este vestido queriendo morir, jamás pensé que disfrutar tanto esa prenda azul iba a ser un ataque a toda la composición de mi ser, ahora lo veo con tristeza, con rabia, con ira, con asco, pensando sin querer pensar, nunca me puse este vestido para que me arrebataran mi tranquilidad e iniciaran mis pesadillas, mucho menos para pisar el infierno, jamás me puse este vestido queriendo ser abusada.
El vestido azul, cada vez más azul porque llora diariamente, el vestido que no he movido de lugar e ignoro que lo veo pero siempre hay un momento del día donde nos cruzamos, me dice que no lo olvide, me vuelva a ponermelo, me pide venganza, me pide que lo abrace, que lo corte, que lo queme, que lo llore pero hoy decidí escribir sobre él, porque sé que tuvo miedo, porque gritó y nadie lo escucho, porque esta aterrorizado, porque se quedo solo, abandonado, sin mí, porque me sacaron de esa casa sin mi vestido, me pusieron otra ropa y me obligaron a salir de ahí, sin ropa, sin zapatos, sin celular, inconsiente, como una profuga, así nos forzaron a abandonarnos.
Desperté incompleta, ¿alguien vio un pedazo de mi alma?, ¿alguien se cruzo mi paz y calma por alguna cuadra?, me lo arrebataron todo, la fuerza, las ganas, la mente y el jodido corazón, así me incineraron en vida, le escribo a mi vestido azul porque los pensamientos me persiguen cada día y yo no se lo he contado, porque no hemos hablado de esto, porque camino con miedo, porque me persiguen, porque los siento caminar detrás mío, porque la ciudad se ha convertido en mi campo de batalla, porque nunca le pedí perdón a este vestido, por ignorarlo y no repararlo, seguramente al igual que yo esta él, sin golpes, sin rasguños pero totalmente roto por dentro, este vestido parece intacto pero esta totalmente rasgado, la bestia asquerosa, carnivora, hambrienta, maldita y repugnante esta suelta y es el único culpable, ni sus centímetros, ni su escote, ni la tela, ni mi piel tienen la culpa, finalmente al vestido y a mí nada nos arregla, nos remienda, nos limpia, ni recontruye, no nos pidan que pasemos pagina hasta que la que deje de vivir con el dolor sea yo para que sea él
