De «Leyes mudas de la mano alzada»
Desperté, pero el mundo sigue dorm…
Me da lástima tu sangre cuando cor… sin ritmo ni prosa hacia cualquier… Me doy golpes de pecho por no pone… vieja y desportillada para que no… La otra noche tu muerte me importo…
—¿Cómo se llama esto? —Mar. —¿Y para qué sirve? —Para irse.
Escribo poesía a toda hora y mis manos ni lo saben.
Nadie sabe para quién trabaja si su trabajo es escribir.
Huecos en la casa bolsas de alimento vacías manuscritos llenos.
La luz sirve para que no nos asuste la oscuridad que somos.
Si fuera posible cambiaría de piel a diario. Y si fuera imposible cambiaría de piel a diario.
—¿Quién es usted? —Eso debería saberlo usted.
[el poeta en cuestión se ahorró es… … [aún espera el pago de los interes…
lamento destruir sus castillos en… pero yo soy el hombre más rápido d… me lo imaginé ya a usted apuntándo… cuando todavía usted ni el disparo… y lamento destruir mis castillos e…
En el timo letal de la vida extint… todos los que resultan, mutilados, reverberan con las banderas, en al… de calaveras y huesuda cruz y negr… A las puertas de salida,
De la tierra viene todo lo que va hacia ella.
—¿Me enseñas a escribir poesía? —Eso no se enseña. —¡Enséñame! —No la escribas. —Gracias.
La poesía es como los relojes: funcionan todos igual, pero diferente. Como el pan antes de serlo,