Un pedazo de la noche.
Cuando rompe la noche, dejando
atrás sus afanes matutinos,
cuando se pierde la luz del día
entre ojales amarillos.
Cuando se esfuma la claridad
de los pensamientos, y se
comienzan a tejer sueños
sórdidos por entre delgados
hilos. Yo, te comienzo a
pensar y a desearte, como
desea un dulce el niño.
Acaramelando cada
cosa tuya que se deja
caer en mi cabeza, siento
que desaparecen mis tristezas
y olvido todo lo que me hace daño.
Me dedico a recibir
lo que la noche me trajo,
y pongo una cinta en mi puerta
para que nadie entre a mi cuarto,
porque me comienzas a excursionar.
Le pongo atajo a la noche
para que no se escape,
para que no se enamore del día
ni de sus rayos blancos,
para que no me vierta el
veneno sobre la piel
al saber que solo cuando
la abandona el día
viene y me ama.
Me sobra día, me falta noche
me niego a seguir pensando
que así será toda la vida.
Mónica,
Ruth Mónica Muñoz R.
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Chile